Un producto difícilmente puede ser un éxito de mercadeo si no cuenta con un buen empaque, que no solamente sea funcional sino que además produzca provocación de adquirir al producto.
Esos empaques pueden ser realizados con diversos materiales, siendo el papel una de las materias primas más empleadas para este fin, generalmente utilizado para recubrir otros embalajes.
Como ventaja, el producto es mejor conservado ya que absorbe el aire, pero aleja las partículas de polvo, hollín y luz. Además resultan buenos para la ecología porque pueden ser fácilmente reciclados. Una desventaja es la fragilidad del material; los desgarros del papel son muy comunes y si hay presencia de agua también puede quedar arruinado el empaque.
Existen muchos tipos de papel, cada uno con sus características particulares que los hacen adecuados para ciertos tipos de productos.
Por ejemplo, uno de los más vistosos es el papel kraft, que ofrece elevada resistencia. Está fabricado básicamente a partir de pasta química kraft (al sulfato). Puede ser crudo o blanqueado. En ocasiones y en algunos países se refiere al papel fabricado esencialmente con pastas crudas kraft de maderas de coníferas. Los crudos se usan ampliamente para envolturas y embalajes y los blanqueados, para contabilidad, registros, actas, documentos oficiales, etc. El término viene de la palabra alemana para resistencia.
También se puede utilizar liner, un papel de gramaje ligero o medio que se usa en las cubiertas, caras externas, de los cartones ondulados. Se denomina kraftliner cuando en su fabricación se utiliza principalmente pasta al sulfato (kraft) virgen, cruda o blanqueada, de coníferas. Si en la fabricación se utilizan fibras recicladas, se denomina testliner, a menudo constituido por dos capas.
El papel o cartón multicapa también es muy popular. Este producto se obtiene por la combinación de capas húmedas de papel, formadas separadamente, de composiciones iguales o distintas, que se adhieren por compresión y sin la utilización de adhesivo.
Otro tipo de papel que puede ser empleado en la producción de empaques es el pergamino vegetal, que destaca por la resistencia a la humedad así como a las grasas y a los aceites. Es utilizado para envolver mantequilla, margarina, carnes, quesos, etcétera. También se utiliza para envolver plata y metales pulidos.
Existe además, el papel Tissue. Es elaborado a partir de pulpas mecánicas o químicas, y en algunos casos de papel reciclado. Pueden ser hechos de pulpas blanqueadas, sin blanquear o coloradas. Este papel se utiliza para proteger algunos productos eléctricos, envases de vidrio, herramientas, utensilios, zapatos y bolsas de mano. Como papeles de grado no corrosivo son utilizados para envolver partes metálicas altamente pulidas.
Una de las características para escoger el papel como materia prima de un empaque es su durabilidad, que expresa principalmente la capacidad del papel para cumplir sus funciones previstas durante un uso intensivo y continuado. Un papel puede ser pero no permanente (debido a la presencia de ácidos que degradan lentamente las cadenas celulósicas). También destaca la resiliencia, que es la capacidad del papel para retornar a su forma original después de haber sido curvado o deformado. La presencia de pasta mecánica en la composición confiere dicha propiedad. ¿De dónde proviene el papel? La materia prima más importante es, de lejos, la madera (si bien los avances tecnológicos y la tendencia ecologista han hecho que gane importancia el papel y cartón reciclado). El precio de la pulpa de papel depende principalmente de las expectativas de consumo. Estas generalmente se miden como el consumo en kilos esperado por persona. El hecho de que las expectativas sobre la demanda determinen los precios, explica por qué la oferta es prácticamente constante en el mediano plazo. El crecimiento en la disponibilidad de materia prima es muy lento, dado el largo periodo de maduración de los bosques.
Cómo medir el papel
Es incorrecto hablar de grosor del papel ya que técnicamente se mide en gramos por metro cuadrado, pero seguramente la gente lo entiende igual. La diferencia está en que dos papeles con el mismo gramaje pueden tener diferentes grosores. Por ejemplo, el papel de folio habitual es de 80 gramos y si lo medimos con un micrómetro es mucho más grueso que un papel satinado de 80 gramos. Esa es la principal confusión, los papeles satinados y los no satinados son diferentes al tacto y pesan diferente. Otro ejemplo: unas tarjetas de papel no satinado pueden ser perfectamente válidas en 300 gramos pero si van en papel brillo, lo mejor es poner un 350, porque el resultado en 300 gramos es considerablemente más fino, aunque pesen igual.
Entonces, ¿cómo puede alguien decidirse por un gramaje sin tocar el papel? La siguiente guía puede ser de ayuda:
No satinados 60-115 gramos: interiores de libros, interiores de revistas con muchas páginas, desplegables, planos, prospectos médicos, hojas de carta con membrete.
No satinados 135-200 gramos: flyers, dípticos, trípticos, folletos o revistas de pocas páginas.
No satinados mayores de 200 gramos: dependiendo de cada tipo o marca de papel podemos hacer muchas cosas, desde tarjetas de visita, portadas de libros y revistas, alguna pieza de empaque, carpetas contenedoras de documentos.
Satinados de 70 a 150 gramos: flyers, dípticos, trípticos, desplegables, planos, interiores de folletos, revistas y libros.
Satinados de 170 a 250 gramos: flyers, dípticos, trípticos, interiores de folletos, revistas, libros y catálogos con pocas páginas. Satinados superiores a 250 gramos: portadas de revistas, libros, catálogos, objetos desplegables con mucha consistencia.
Con esta pequeña guía podremos decantarnos por un gramaje u otro según nuestros requerimientos pero no es una ciencia exacta. Por ejemplo: a veces pensamos que un gramaje más fino nos proporcionaría un gran ahorro, pero esto solo sucede en el caso de grandes tirajes o muchas páginas de libros o revistas, donde los kilos de papel son importantes en el presupuesto final.
Periodista DANIEL HERNÁNDEZ
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